Cuando era chico, se fue de Las Heras con su familia, y hoy es en una de la figura más reconocida de la movida gay de la costa Atlántica.
Santiago
Flores es todo un personaje. A los 10 años, pasó de vivir en uno de los barrios
del departamento de Las Heras a mudarse con su familia a Mar del Plata, donde
su padre había encontrado trabajo. Ya sabía de niño que lo suyo eran las
tablas. El impulso por interpretar, por cantar y bailar en los actos escolares
estuvo presente durante toda su adolescencia.
Un día les declaró a sus padres que quería bailar, danza moderna o clásica, la que sea. Y en aquellos tiempos, ellos lo que más pudieron ofrecerle fue inscribirlo en unas clases de folclore. "A pesar de verme vestido de gaucho y aprender el malambo, no me hice problemas porque después me encantó zarandear la pollera, tal chinita, en la vereda de mi casa", recordó.
De Mendoza tiene muchos recuerdos, sobre todo de sus parientes de Las Heras. Él a sí mismo se considera una persona bastante familiar, de hecho, intenta distribuir su tiempo lo mejor que puede entre su circuito nocturno y los típicos domingos con sus hermanos, sobrinos y padres.
Un día les declaró a sus padres que quería bailar, danza moderna o clásica, la que sea. Y en aquellos tiempos, ellos lo que más pudieron ofrecerle fue inscribirlo en unas clases de folclore. "A pesar de verme vestido de gaucho y aprender el malambo, no me hice problemas porque después me encantó zarandear la pollera, tal chinita, en la vereda de mi casa", recordó.
De Mendoza tiene muchos recuerdos, sobre todo de sus parientes de Las Heras. Él a sí mismo se considera una persona bastante familiar, de hecho, intenta distribuir su tiempo lo mejor que puede entre su circuito nocturno y los típicos domingos con sus hermanos, sobrinos y padres.
Ahora, con 38 años y 20 de escenarios, Santiago está feliz con regresar a su provincia, ya por tercera vez como figura principal de un espectáculo que presentará acompañado de Martín Córdoba, la semana próxima (martes y miércoles, a la medianoche, en La Reserva).
"¿No es al menos llamativo que los dos transformistas más reconocidos de La Perla sean mendocinos?", se preguntó vía telefónica el mismo Santiago mientras acomodaba la vestimenta y el maquillaje que usará a lo largo de su ronda de actuaciones, donde conoce a casi todas las figuras más convocantes del mundo del espectáculo, a quien incluso ha besado en la boca en público, como la misma Moría Casán, Carmen Barbieri y Ricardo Fort, entre otros.
- ¿En qué momento descubriste que lo tuyo eran los escenarios?
Santiago Flores: -Hay un momento preciso. Una vez, invitaron del colegio de mi ahijado a los padrinos y padres a hacer un show para los alumnos. Y me prendí. Y en una iglesia evangélica del barrio, terminamos montando una coreografía con un tema de Locomía, aunque en realidad, nos parecíamos más a Las Primas. ¡Imagínense este cuadro! (risas). Desde entonces, no paré. Y un día me llamaron de una disco y ahí arrancó todo.
- ¿Cómo era en aquellos años la movida gay en Mardel?
- Lo primero que les llamó la atención de mi trabajo quizás fue el hecho de que nunca me quise cambiar el nombre. En el escenario, vestido de mujer, siempre era, siempre soy Santiago Flores, con todas las letras. Costó a que se acostumbraran pero fue una forma de hacer valer mi nombre. No me gustó nunca imponer un seudónimo de mujer en los escenarios. Como transformista siempre soy Santiago Flores.
- ¿El ambiente del transformismo es competitivo? ¿Cómo te sentís en ese ambiente?
- Sí, creo que es competitivo. A veces algo hostil, pero en mi caso, desde mis inicios sostuve la política de no llevar ni traer chismes. Me mantengo al margen. Soy creyente en Dios. Siempre intento conectarme con el corazón y siento que es un sentimiento recíproco con el público que viene a verme.
- ¿Cómo comenzó tu amistad con Carmen Barbieri y Moría Casán?
- Es que de boca en boca, cada temporada, se corría la voz de mis shows y las figuras de los espectáculos de temporada, comenzaron a venir a verme. Y con el tiempo, tanto la Barbieri como Moría, se volvieron más íntimas conmigo.
- ¿Cómo te sentiste en aquella revista con Moría?
- Fue loco. A finales de 2011, resulta que el día que reestrenó la revista en Mardel, unas horas antes, la producción me llamó para saber si podía participar en el espectáculo porque se les había caído un artista. Yo estaba en otra, pero corrí a su ayuda y entretuve al público en la pausa de entreactos y a partir de esa noche, me quedé toda la temporada.
"La Revista de Buenos Aires", con Raúl Lavié, Valeria Archimó, Fátima Flórez, Stefanía Xipolitakis, Andrea Rincón, fue un gran éxito ese año. "Para mi fue una experiencia increíble", confesó.
- ¿Y qué pasó después de esa primera noche?
- Recuerdo que lo primero que le dije a Moría fue: 'Todo bien, hablamos de plata después, pero lo único que te pido es que mi nombre aparezca en las marquesinas' y me hicieron caso. Y con orgullo, mi familia vino a verme a actuar, que era algo que yo había querido siempre.
- ¿Cómo va a ser el show que traés a Mendoza?
- La idea es hacer stand up de humor, algunas coreos, monólogos y juegos con el público, aprovechando la vista de Martín Córdoba. Doblete mendocino.
Santiago deambuló profesionalmente por los mejores boliches, como Pin Up, Clip Club y actualmente reparte su rutina artística cuatro noches por semana entre el exclusivo gayfriendly Pachamama, La Equis y otros locales VIP. Un capocómico a pleno.
"Salgo producido del departamento a la calle. Mis vecinos ya están curados de espanto. Tengo una agenda intensa de ensayos, pruebas de vestuarios y shows, pero es donde me siento más completo, más pleno. Y de día, ando de civil, mostrando el otro cuerpo de Santiago", admitió.
Pablo
Pereyra - ppereyra@losandes.com.ar
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